La capital y ciudad más grande de Camboya, Phnom Penh, puede fácilmente llenar la agenda de cualquier viajero por un par de días. La que además cuenta con numerosos mercados, templos y un precioso paseo junto al río Mekong. Los últimos años han proliferado edificios y centros comerciales, pero continúa siendo una de las capitales menos desarrolladas del Sudeste Asiático.
Dar un paseo en barca por el río Mekong
Situada en el punto en el que los ríos Mekong y Tonle Sap se unen, Phnom Penh es un lugar perfecto para disfrutar de un crucero de placer por una de estas dos vías de agua. Toma un barco en el muelle de Sisowath para ver el Palacio Real y el Museo Nacional desde el agua, o pasa un par de horas maravillándote ante los pueblos flotantes y su estilo de vida único. A lo largo del paseo encontraremos vendedores de libros, pulseras y puestos de comida, pero también hay una gran variedad de terrazas con comida local e internacional, e incluso cadenas como KFC.
Visitar uno de sus templos, como Wat Langka
Se estima que hay más de mil templos alrededor de todo Camboya y muchos de ellos se encuentran en Phnom Penh. Entre ellos, el más popular probablemente sea el Wat Langka. El templo fue construido para albergar estas reliquias y, por ello, la ciudad fue nombrada Phnom Penh cuyo significado es “la montaña de Penh”. Wat Langka es otro de los cinco templos originales para no perderse, establecido como un santuario para las sagradas escrituras.
Contemplar la arquitectura colonial
Los rastros de cuando Phnom Penh era la perla de Asia están ahí. En la zona más próxima al palacio real quedan numeras mansiones coloniales en desigual estado de conservación. La zona del Palacio Real es un complejo formado por 9 edificios donde se mezcla la arquitectura jemer y colonial. Allí se encuentra la famosa Pagoda de Plata y justo en frente el precioso Museo Nacional característico por sus rojizos tejados puntiagudos y que alberga una de las mayores colecciones de arte de la cultura Jemer.
Hacer unas compras en el mercado ruso
El mercado Phsar Tuol Tom Pong es conocido por los turistas como el mercado ruso debido a su popularidad entre los extranjeros durante los años 80, cuando la mayoría de sus visitantes eran rusos que vivían en la zona. Situado en el sur de la ciudad, a 15 minutos del río en un paseo en tuk-tuk, el mercado es un buen lugar para navegar por sus laberínticas callejuelas en busca de ropa y souvenires a buen precio, incluidas joyas y antigüedades. Por supuesto no faltan también los puestos de comida, como en cualquier otro mercado del Sudeste Asiático.
Admirar la belleza del Palacio Real
El Palacio Real es un gran edificio situado junto a la orilla del río Mekong que fue construido cuando Camboya formaba parte del protectorado francés. Los antiguos reyes de Camboya habitaban en el palacio desde su construcción en 1860, a excepción del periodo del régimen de los jemeres rojos. A día de hoy reside en el palacio el rey Sihamoni, por lo que una gran parte del palacio permanece cerrada al público. Los visitantes podremos visitar el pasillo del trono, un grupo de edificios que lo rodean, así como el complejo de la pagoda de Plata. Durante la visita es importante vestir con decoro con pantalones por debajo de las rodillas y camisetas que cubran el codo y los hombros.
Probar bocado en el mercado central
El mercado central sin embargo es quizás el mejor lugar para los recién iniciados en la comida camboyana, ya que cuenta con infinidad de productos y posibilidades: arroces con gambas, fideos fritos o con sopa, pescado y frutas. Los precios son económicos, alrededor de 6 mil rieles (1,3 euros) por un plato de comida. Al terminar el almuerzo además podremos dar un paseo por otras partes del mercado donde venden productos de oro, plata, monedas antiguas, ropa, relojes y otros muchos productos con precios negociables.
Degustar un plato de amok
El amok de pescado es un clásico de la comida camboyana. En la gastronomía de la región se le llama amok a la cocción al vapor de un curry en hojas de plátano y en la cocina camboyana es preparado con pescado. En los restaurantes de lujo el amok se sirve cuidadosamente con una hoja de plátano y un poco de crema de coco en la parte superior, mientras que en los lugares locales acostumbran a servir una versión hervida que es más similar al curry de pescado caldoso.
Un masaje camboyano
Las salas de masaje no es algo exclusivo de Tailandia. Los masajes de relajación son una tradición de todo el Sudeste Asiático y cada uno de los países tiene una diferente modalidad para hacerlo. El masaje camboyano es relajante, centrado en los puntos de presión más que los estiramientos del masaje tailandés. A lo largo de Camboya encontraremos muchas salas de masaje de barrio por 6 dólares (alrededor de 5,40 euros) y algunos spas con una amplia diversidad de precios.
Descubrir la historia de la prisión S-21
La prisión S-21 (o museo Tuol Sleng) es probablemente el mejor lugar para conocer la historia reciente del país que entre 1975 a 1979 estuvo bajo el régimen genocida de los jemeres rojos que acabó con la vida de 1,7 millones de camboyanos, una cuarta parte del país. El museo es un lugar emocional que se erige como un monumento a las miles de personas que fueron encarceladas y torturadas en este antiguo instituto que fue utilizado como prisión de seguridad durante el régimen. De las catorce mil personas que se sabe que entraron, solo se conocen siete supervivientes.
Aprender del pasado en el Memorial Choeung Ek
El antiguo cementerio chino Choeung Ek no obstante es el sitio más conocido de los conocidos como los Killing Fields donde los jemeres rojos asesinaron más de un millón de personas durante los cuatro años del régimen. Las fosas comunes contenían más de ocho mil cuerpos, muchos de ellos ex presos políticos detenidos en la S-21 que fueron descubiertos cuando fueron descubiertos después de la caída de los jemeres rojos. Choeung Ek hoy es un monumento marcado por una estupa budista donde se encuentran los cráneos de muchos de los fallecidos separados por sexo y edad en una vitrina, así como prendas de ropa de algunos de los fallecidos. La estupa también es apoyada por la comunidad local para educar a los visitantes y para mostrar respeto hacia las víctimas.